Paseando por las calles de Zagreb, viendo sus monumentos, visitando sus galerías de arte, descubrirá todo su encanto. Pero disfrutando de alguna de sus cafeterías, paseando por sus calles y parques, o bien conversando con la gente, se enamorará de Zagreb. Ya en su primer encuentro con ella, sabrá que es amor a primera vista, y que ese amor va a ser más fuerte cuanto más tiempo se conozcan y cuanto más grande sea su amistad.
Bienvenidos a Zagreb
En Zagreb va a sentir el ambiente de la gran ciudad, pero afortunadamente sentirá también lo fácil que es entablar relaciones personales. Desde el hotel hasta el teatro, por la Ciudad Alta (Gornji grad) o por las callejuelas de la Ciudad Baja (Donji grad), donde el tiempo se ha detenido, es posible recorrer todo el camino andando y todo le despertará una emoción especial.
Porque hay algo especial en el ruido de la hojarasca otoñal mientras se pasea por el parque Zrinjevac, entre las luces de las farolas de gas de Gornji grad y las canciones de los músicos callejeros... Hay algo irrepetible en el ambiente de las cafeterías en los atardeceres, cuando el crepúsculo está borrando el día, en el temblor de velas de la Catedral o de la Puerta de Piedra...
Y mientras el ritmo apresurado de los negocios desaparece en el juego de luces y sombras, otro ritmo se despierta con una invitación a los teatros y a los conciertos, a los restaurantes o a los clubes juveniles. Zagreb es una ciudad especial, un cuento nunca contado al que Ud. pone su magía. Simplemente, Zagreb tiene alma. Y Ud. logrará tener a Zagreb...
Zagreb, sus calles y monumentos – existen ya desde hace un milenio. Su mayor valor son los momentos que la ciudad nos regala, que descubren su belleza y personalidad. Y Zagreb también crece con nuestra alegría; nosotros ganamos una amistad con una ciudad cuyo valor la ha colocado en el listado de las ciudades artísticas de Europa, y cuya personalidad la situará en nuestro corazón.
Si las ciudades tienen corazón...
Si las ciudades tienen corazón – y desde luego lo tienen – entonces el corazón de Zagreb es la Plaza del ban Josip Jelačić, uno de los símbolos de las postales de Zagreb. Este centro de la ciudad es el punto donde uno encuentra a sus conocidos sin haber quedado antes con ellos.
Si Ud. queda con alguién sin especificar el lugar del encuentro, seguramente quedará, sin mencionarlo, en este lugar, porque todos los caminos de Zagreb llevan a la Plaza del ban Jelačić. Los músicos callejeros, los ramos de flores y la alegría de los encuentros casuales forman parte de su vida cotidiana. “Debajo del reloj” la gente queda con los amigos, comienzan nuevos amores o “se toma el café después de las compras en el mercado”; la gente habla de política, de fútbol o de otros temas.
Aquí uno siempre está buscando o esperando a alguien. Sobre toda la plaza se destaca la estatua ecuestre del ban Josip Jelačić. Los dos, el ban y la estatua, son parte de la turbulenta historia croata. En la fuente Manduševac se juntan la leyenda y la realidad, y arrojando una moneda al agua uno pide un deseo. En fin, ¿alguna vez se ha sentido decepcionado por las cosas en las que alguna vez había creído con todo su corazón?
La máquina del tiempo de Zagreb
¿Alguna vez ha deseado vestir un frac o un miriñaque y, con los sonidos de la música, viajar al mundo imaginario del arte y de los artistas? ¿Bailar con ellos o – al menos por un momento – hacer que el mundo de ellos sea suyo, y el suyo de ellos? En el mismo centro de la ciudad se encuentra el parque Zrinjevac, uno de los lugares más románticos de Zagreb: un verde y florido paseo, pero también, el lugar de destino de los amantes del arte. La belleza de las flores, las fuentes y – siempre importante, pero ahora más que nunca, por los cambios climáticos – el pilar meteorológico atraen a los curiosos, a los enamorados o a los que casualmente pasean por ahí.
Son pocas las ciudades como Zagreb en las que las calles y los parques están tan unidos. El parque Zrinjevac, llamado así por el ban croata Nikola Šubić Zrinski, es el primero de los ocho parques de Zagreb. La plaza es, a la vez, por las galerías de arte y museos que la rodean y los bustos de personajes históricos que se encuentran en ella, el camino más bonito sobre la historia croata. Pero también verá las obras de artistas mundialmente reconocidos y el tesoro que guarda el Museo Arqueóloquico y que de una forma mágica queda enfrentado con los cotidianos ritos urbanos.
En el mismo centro de Zrinjevac se encuentra el templete de música, donde a finales del siglo XIX se daban los conciertos “promenade” al aire libre, conciertos que se siguen celebrando todos los veranos. En ese momento Zrinjevac se llena de música, fraques y crinolinas, y por un momento los siglos se funden. Zrinjevac no es un parque como otros. Zrinjevac nos cuenta historias del pasado – con amantes que se dan las manos, con los cuentos de hadas tantas veces contados y con la risa de los niños – y escribe la alegría del presente. En serio, ¿quiere bailar?
Parada obligatoria...
¡Quién sabe cuántas veces se ha pasado por ahí sin parar y quién sabe cuántas veces más se ha pasado sin fijarse en su belleza! Porque la Plaza de Strossmayer – a pesar de la hermosura de sus fachadas y a pesar de sus atractivos parques – es más que un lugar de descanso y placer para los sentidos. Esta plaza es un tesoro artístico, el segundo eslabón de una larga cadena de parques del centro de Zagreb, pero también de otras cosas.
Aquí le esperan los bustos de importantes escritores croatas y el monumento al obispo Strossmayer hecho por el famoso escultor croata Ivan Meštrović. Aquí se encuentra el palacio de la Galería Moderna del Museo Nacional de Bellas Artes de los siglos XIX y XX, y en el mismo edificio tiene su sede el Gabinete de Gráficos de la Academia Croata de Ciencias y Artes.
En la Galería Strossmayer, dentro del edificio de la Academia Croata de Ciencias y Artes, están guardadas muchas obras de artistas famosos, la mayoría pertenecientes a las escuelas de arte italianas, pero también se pueden ver obras de El Greco, Goya y de muchos artistas más. Si en la ciudad existiera un indicador de dirección, aquí mismo estaría escrito: ¡Parada obligatoria!
Si por sus experiencias anteriores vincula la imagen de una estación de tren con un lugar oscuro, ya es hora de cambiar esa imagen gracias a Zagreb. O por lo menos acepte esta excepción. Dos plazas – la de Starčević y la del rey Tomislav – dan nombre a un parque lleno de flores y con una fuente.
Otra forma de bienvenida
El edificio de la Estación General de Ferrocarriles es testigo silencioso de muchas vidas, idas y llegadas. ¿Ha pensado alguna vez cuánta gente habrá pasado por esa estación desde que fue construida a finales del siglo XIX? ¿cuántas vidas han cambiado los trenes que pasan al lado de este edificio?
Para muchos visitantes, este edificio representa el primer contacto con la ciudad, y el monumento al rey Tomislav, primer rey de la Croacia Medieval, es una imagen de Zagreb muy conocida. Al otro lado de la plaza se encuentra el Pabellón de Exposiciones. Entre la Estación y el Pabellón hay un parque con muchas flores y un banco que le espera justamente a Ud.
¡Pero esto no es todo! En la cercana Plaza de Starčević, llamada así por el político y escritor croata, otra vez se encontrará con el ya familiar entorno de un parque pletórico de flores y bañado por una fuente y podrá ver el edificio que es sinónimo de la hostelería de Zagreb: el conocido hotel Esplanade.
Descanso o destino, un aula para conocer la naturaleza o una aislada sala de lectura... Todo esto es el Jardín Botánico, otro eslabón de la cadena de parques en el mismo centro de la ciudad, pero con un silencioso ambiente que aleja del ritmo urbano. Es difícil de decir – sobre todo si Ud. no es botánico – de qué depende que las plantas de otras partes del mundo se mantengan y crezcan en otro lugar. ¿Nosotros escogemos las plantas o ellas nos escogen a nosotros?
Hombre y naturaleza
En el Jardín Botánico – con su Pabellón renovado – hay hasta diez mil plantas del mundo entero y cada una resulta bonita e interesante a su manera. Una parte del Jardín Botánico tiene el estilo de un parque inglés de senderos tortuosos y de conjuntos aislados de árboles y arbustos,
y en otra parte del jardín predomina la forma más estricta de parque francés de líneas rectas y simétricas. El Jardín Botánico es una verdadera escuela de la naturaleza, la oportunidad para leer en silencio o simplemente para disfrutar de la naturaleza.
Desde el Jardín Botánico, cruzando la calle, el camino lleva a la Plaza de Marulić, donde se encuentra el monumento a este escritor croata. Aquí está situada la obra maestra de la Secesión, el edificio de la antigua Biblioteca Nacional que hoy es el Archivo Nacional de Croacia.
El regalo para los amantes de arte
En la Plaza de Roosevelt Ud. puede sentarse y disfrutar de la belleza del edificio del antiguo colegio y del bonito parque situado delante de él. Esto le enriquecerá con otra bonita imagen de Zagreb. Pero si quiere asomarse al mundo entero, le basta con el tesoro del Museo Mimara. Ouedará encantado con sus obras valiosas y podrá viajar a los mundos lejanos del arte, aunque todo esté aquí, al lado de Ud. y por Ud...
Al iniciar la aventura – siempre interesante, pero nunca completamente terminada – del descubrimiento de los tesoros del Museo Mimara, Ud. va a conocer una de las colecciones de arte más extensas de Europa. Aquí encontrará hasta 3.750 obras de arte de gran valor, desde obras de arte de la Antigüedad y objetos del
Antiguo Egipto hasta esculturas y pinturas de artistas europeos de varios siglos. Las obras de arte del Museo Mimara son donación del coleccionista, pintor y restaurador Ante Topić Mimara. Él ha regalado esas obras de arte de valor incalculable a su país y a Zagreb, y Zagreb las enseña a todos los amantes del verdadero arte.
Entre los símbolos de la ciudad, éste seguramente es de los mejores: ¡el Teatro Nacional Croata! Al anochecer comienza la vida en la que se mezclan el sueño y la realidad, la vida en la que se vive la visión artística que nos lleva a otros tiempos y otros mundos. Así es desde el año 1895, cuando el emperador austríaco Francisco José, con un golpe de martillo, dio la señal: ¡Qué empiece el espectáculo!.
Que el espectáculo no termine nunca...
Y ese espectáculo dura hasta hoy con un interminable número de actores, cantantes y bailarines, entre las historias universales en el palco y las que viven al lado del palco. El edificio neobarroco del Teatro Nacional Croata, centro y símbolo de la Plaza de la República de Croacia, y el monumento de el Pozo de la Vida, situado delante del teatro, hecho por el escultor Ivan Meštrović, son una conocida imagen de Zagreb.
Al pasear por esta plaza, se podrá fijar en las bonitas flores, y al entrar en ese templo artístico de palabras, movimientos y sonidos, de repente absorberá y llevará la imagen de la plaza, que en Zagreb es tradicionalmente conocida como la Plaza de Teatro. La magía del Teatro Nacional Croata es una maravilla de cambio de mundos y de destinos escritos por la mano artística.
Pero la magía sigue delante del teatro, al otro lado de El Pozo de la Vida, en el edificio de la Universidad, siempre lleno de juventud, delante del que se encuentra otra escultura de Meštrović “La Historia de los croatas”. La magía está también en la cercana cafetería del teatro...
Luces de palco
A lo mejor nunca va a saber quién y cómo abrió la puerta de los mundos a los que Ud. entraba a tientas, como héroe de tragedías o como testigo tanto de las intrigas políticas de antes y de ahora como de las crónicas sociales. ¿Será que Ud. ha encontrado dentro de sí un talento escondido? ¿O los palcos de Zagreb han despertado en Ud. al actor y al viajero del tiempo, de las costumbres y de las debilidades humanas?
Cuando la ciudad enciende sus luces y se calma la dinámica diaria, delante de Ud. se abre el lujoso mundo de los teatros de Zagreb. Los famosos artistas de las palabras, sonidos o movimientos, a través de las obras clásicas o modernas, van a atraer a muchos amantes de arte. Cada teatro tiene su repertorio, y todos juntos conforman una rica vida teatral en Zagreb.
Comedias o dramas, óperas o musicales, ballet clásico o moderno, teatro moderno o el alegre mundo de los títeres... La oferta es grande, como también es grande el imán del palco del teatro: es el lugar elevado donde otro mundo sustituye al suyo y donde muchas historias humanas pasan a formar parte de la historia del teatro.
La calle Ilica – la columna vertebral de Zagreb – se puede medir en kilómetros o en encuentros, en lugares queridos o en instituciones de Zagreb. Nunca se la ha visto vacia: peatones, gente apresurada con sus maletas, amigas que miran los escaparates, tranvías nocturnos... Solamente son una parte de su vida cotidiana. La calle más larga de Zagreb, Ilica, es una historia que contiene en sí misma centenares de historias.
Ilica, historia sin fin
PMencionada por primera vez hace más de cinco siglos, la calle Ilica ha crecido con Zagreb. Muchas cafeterías de esa época, hoteles, tiendas e iglesias se mencionan sólo en las crónicas y los nuevos lugares apenas se registran en ellas. Ilica es siempre dinámica, en ella hay lugares comunes, pero también lugares que son especiales solamente para Ud. Los primeros están en el mapa de la ciudad y los segundos están en su corazón.
En la calle Ilica puede subir en el conocido funicular – que siempre sube y baja – a la Ciudad Alta. Al final del trayecto se encontrará delante de la Torre Lotrščak, construida en el siglo XIII. Hay que ver esa torre pero, aunque lo quisiera, no podría dejar de oirla. El cañón de la torre cada día, desde hace más de un siglo, nos avisa de que es mediodía...
Los domingos, Ilica le lleva al interesante mercadillo de antigüedades que nos descubre los secretos de los baúles y nos cuenta sobre la gente y sus destinos. Y cuando regrese a la vida cotidiana de la calle Ilica, volverá a ser parte de las mañanas dedicadas a los negocio o de las tranquilas tardes de la ciudad. Escaparates y restaurantes, cafeterías y pastelerías, símbolos de la ciudad y de la gente... Sin ellos la calle Ilica nunca sería lo que es.
Para la suerte y los recuerdos
Pasear por la ciudad significa bucear en el mundo de sus escaparates, pero también por las tiendas que ofrecen una gran oferta de productos croatas que no conocen fronteras. Si quiere comprar una corbata o un bolígrafo, cuya patria es Croacia, algo de artesanía, un cuadro o un recuerdo artístico de cristal... Todo eso y mucho más se puede encontrar en Zagreb.
Sus tiendas magnificamente decoradas, galerías, lujosos centros comerciales o pequenas boutiques donde brillan los nombres de marcas locales y extranjeras, seguramente le van a atraer. Cualquiera que sea su decisión, ése sera su recuerdo favorito, el objeto que siempre le va a recordar la ciudad que – aunque en el
momento no se haya dado cuenta de ello – ha conquistado su corazón y ha enriquecido su vida cotidiana. Allá a donde vaya, llevará consigo las imágenes de Zagreb, pero también los objetos, para algunos valiosos por su valor, pero para Ud. valiosos por su origen... ¡Hasta la próxima visita!
¡Deténgase, charle un rato con alguien, tómese un café y luego siga su camino! En el descanso entre sus compromisos, esperando a algún amigo o simplemente “leyendo” las expresiones de las caras de la gente en las cafeterías de Zagreb y en las zonas peatonales, descubrirá por qué la llaman “ciudad con alma”...
Paso a paso...
Cuando se van de compras o cuando quieren seguir el ritmo de la tarde en la ciudad, los habitantes de Zagreb casi instintivamente llegan al centro, a la Plaza del ban Josip Jelačić, a la calle Ilica, a la Plaza de las Flores, a las calles Gajeva o Bogovićeva... Aquí sin prisas ni coches, visitan sus lugares favoritos y buscan a sus seres queridos.
Y quién sabe por qué justamente ahí y qué fue lo decisivo para que cada uno escoja un lugar favorito en una parte de la zona peatonal en la que – siguiendo su costumbre – tomará su copa, encontrará a sus amigos o simplemente mirará el interminable río de gente... Esos ritos cotidianos son parte del encanto de Zagreb y serán rapidamente descubiertos y aceptados por los visitantes de esta ciudad.
Desde el teatro, el hotel y las instituciones importantes hasta los lugares favoritos... Son muchos los recuerdos que se guardan del ambiente de esta ciudad que hasta ahora para Ud. era algo desconocido. A partir de este momento, paso a paso, Ud. comienza a estar encantado con ella.
Alegres espectáculos que espontáneamente aparecen y desaparecen, inesperadas exposiciones de cuadros, coros y orquestas ya existentes o reunidos para esta ocasión, juego de niños y flores, siempre flores... Cuando Ilica, la calle más larga y con la gente más apresurada, quita su cara de los negocios y en la tarde pone su cara más relajada, entonces el nombre de la Plaza de las Flores se pronuncia de una manera especial.
Y siempre las flores...
La Plaza de Petar Preradović – así se llama en los mapas y en las placas, pero para los habitantes de Zagreb es más conocida como La Plaza de las Flores – es el lugar donde se toma el café de la tarde, donde se descansa durante las compras o donde se puede comprar hasta muy tarde flores o absorber sus olores y colores. Muchos bares, toldos coloridos, ramos de flores y canciones de los músicos callejeros...
La Plaza de las Flores nunca está vacia, ahí uno nunca está solo. Además, aquí está situada, desde hace más de un siglo, la estatua de Petar Preradović, poeta del siglo XIX y buen conocedor del alma humana, cuyos versos son siempre actuales, a pesar del paso del tiempo. “El corazón humano siempre necesita algo” – dice el poeta – “nunca está completamente contento...”
Si los sábados quiere pasar desapercibido, tiene que evitar la Plaza de las Flores. Pero si busca encontrarse con alguien, entonces tiene que ir hacia esa dirección, el camino de los encuentros pero a la vez el camino de los encantos de la ciudad, porque aquí son otros colores, olores y sabores... Es una de las plazas en las que no se habla del encanto y del alma de Zagreb, sino simplemente se disfruta sin necesidad de decir ninguna palabra.
Cada día a nuestro lado pasan los habitantes de esta ciudad, pero todos son muy diferentes. El señor con el sombrero, que a mediodía, siempre en el mismo lugar, toma su café con los amigos. Quién votó a quién, quién perdió y quién ganó en la política o en el fútbol, en la lotería o en las luchas de la vida... Tantos temas que siempre se repiten, y la gente pasa.
La gente va y viene, y algunos lugares permanecen...
En la otra mesa están ellas, con un ramo de flores; han parado un momento para sus conversaciones confidenciales... Hablarán de libros, cine, moda... ¡Y quién sabe de qué temas interminables más! Pero este momento será un buen descanso de la vida cotidiana, dinámica y cada vez más exigente... También, aquí están los solitarios que, tomando su café,
buscan compañía mientras leen el periódico. En la mesa, en la cafetería, con un capuchino y con un pastelito... Cada día por aquí pasan numerosas personas y destinos, pero ciertas costumbres siempre quedan... Pero hay otras cafeterías que atraen a la gente de las nuevas generaciones, los que se bastan a sí mismos.... ¡Quién necesita mejor compañía que
la compañía de los ordenadores y del mundo de internet! Y es así hasta que surge un encuentro especial, un intercambio de direcciones de e-mail donde se van a acordar, en principio, la hora del encuentro... Y es aquí donde comienza otra de las historias de las cafeterías de Zagreb...
Si quiere conocer una ciudad en profundidad, hay que ir a su mercado. Parasoles coloridos, riqueza de mercancías en los mostradores y vendedores con sus pintorescos trajes regionales son la particularidad del “estómago de la ciudad”, del mayor mercado de Zagreb, llamado Dolac, que se encuentra por encima de la plaza central de la ciudad. ¡Olvídese de su miedo a los productos transgénicos y sienta el aroma de las frutas de viejos frutales, respire el olor a mar, compre un ramo de flores! Y un caballito de madera y una camisa bordada a mano de recuerdo...
Olores y sabores de la naturaleza
La visita al mercado Dolac es para muchos habitantes, pero, a la vez, para los visitantes de Zagreb, un rito especial. Cada día, especialmente los sábados, sin haber quedado antes, se encuentran los conocidos y amigos. No hablan de negocios ni de política, sino de temas más acordes con el fin de semana: de la mejor compra, de una receta que va a enriquecer la comida del domingo,
de un buen restaurante o de una excursión.... Aquí se olvidan los títulos y doctorados, los oficios diplomáticos y las carreras internacionales, los trajes clásicos se cambian por los más informales y todos tienen el mismo objetivo: comprar el pescado fresco del Adriático, las frutas y verduras aromáticas, el buen queso y un ramo de olorosas flores... ¿Hemos olvidado algo?
Claro, parte de esa costumbre es tomar un café cerca de la estatua del bohemio de Zagreb, Petrica Kerempuh; encontrar a los que no hemos visto en mucho tiempo y sentir, una vez más, que en ningún otro lugar, se respira y vive cómo en Zagreb.
Y pasa la calle...
Solamente a unos pasos de la plaza central de Zagreb, todo el dinamismo y la prisa desaparecen. Si quiere sentir la cara relajada de Zagreb, lo mejor es visitar la calle Tkalčićeva – la calle de las cafeterías y restaurantes – conocido lugar al que acuden los habitantes de Zagreb y sus visitantes. Aquí el tiempo se ha detenido, la prisa de la vida cotidiana se vuelve tranquilidad y el antiguo espíritu de esta ciudad vive en el ambiente de las viejas casas su otra vida.
Ahí por donde anteriormente pasaba el arroyo Medveščak, donde la vida escribía muchas historias y decidía muchas vidas, hoy pasa una calle que es testigo de otro tipo de vida dentro la gran ciudad, de una vida más tranquila. Es el ambiente de viejas casitas, parasoles coloridos, flores y descanso. En compañía de la escritora Marija Jurić Zagorka, cronista de Zagreb, en una conversación confidencial, tomando
café, en la popular calle llamada “Tkalča”, se siente un ambiente que le ayudará a descubrir el verdadero alma de la ciudad y de sus habitantes. Tanto en el momento en el que en esta calle transcurre la vida cotidiana como cuando revive gracias a sus viejas costumbres y oficios, los restaurantes, bares, galerías y pequeñas tiendas dan a Tkalčićeva una atmósfera nostálgica, que provoca la sensación de que esta calle siempre ha estado aquí.