Bolitas con ciruelas
Que la sencillez es la madre de la genialidad lo confirma este maravilloso postre.
Masa de patata y harina (como la masa para los ñoquis), ciruelas frescas o en conserva, pan rallado frito y muy poca canela. ¿Y qué hemos fabricado? Olores y sabores de la infancia. Un inolvidable plato zagrabiense.
Ingredientes para 20 knedle:
Para la masa:
1 kg de patatas amarillas
1 cáscara de limón rallada
1 pizca de sal
50 g de azúcar
50 g de mantequilla ablandada
2 huevos
350 g de harina floja
Para el relleno:
80 g de azúcar
20 ciruelas frescas (pueden ser de tarro)
Para aderezar:
150 g de mantequilla
100 g de pan rallado
Para espolvorear:
100 g de azúcar
1 cucharada de canela en polvo
Preparación:
Cocemos las patatas enteras, las enfriamos debajo del agua, las pelamos y las pasamos por el pasapuré. Rallamos la corteza de limón sobre las patatas hechas puré, las aliñamos con sal, añadimos el azúcar, la mantequilla, rompemos dos huevos, espolvoreamos la harina y amasamos los ingredientes con las manos en una tabla enharinada, hasta conseguir una masa uniforme. Después aplanamos la pasta con un grosor de 1,5 cm y la cortamos en cuadrados de unos 10 x 10 cm. Ponemos en cada cuadrado de masa una cucharadita de azúcar, una ciruela, cerramos los cuadrados con las ciruelas y formamos los knedle. Ponemos los knedle en una cacerola con agua salada hirviendo y los cocemos hasta que floten en la superficie. Mientras tanto, fundimos en una sartén la mantequilla, añadimos el pan rallado y lo freímos, mezclando constantemente, hasta conseguir un color dorado marrón y lo quitamos del fuego, y en el recipiente del azúcar añadimos también la canela en polvo y mezclamos los ingredientes. Colocamos las knedle cocidas en platos, las cubrimos con el pan rallado frito, espolvoreamos la mezcla de azúcar y canela e inmediatamente servimos.